La necesidad de saber forma parte de la naturaleza del ser pensante y probablemente esté dentro de la vida misma desde siempre. Para los naturalistas, que siguen las huellas de Charles Darwin, la necesidad de adaptarse al medio, tuvo como consecuencia la aparición del pensamiento. Tal vez tengan razón los que defienden la teoría de que al alzarse en dos patas, el homo erectus, hombre primitivo, liberó sus manos y, de esta forma, empezó a modificar su entorno.
Así puede decirse que la evolución de esta carrera hacia el entendimiento del mundo parece tener, en primera instancia, una meta meramente instintiva con el propósito de conservar a nuestra especie.No hay que por qué estar de acuerdo con eso. Sobre todo porque no explica el origen de la conciencia; el azar, si es que existe, pudo haber precipitado esa latente capacidad pensar y saberse pensante pero… ¿La semilla de esa capacidad no está ya en la naturaleza? ¿No está acaso en el seno del Ser incluso antes de que el individuo haya nacido?
Las formas más antiguas de enseñanza las encontramos en culturas milenarias como la China, la India, el antiguo Egipto y el pueblo hebreo, el que probablemente desarrolló las tradiciones de Sumer. Los sumerios atisbaron el lenguaje escrito alrededor del año 3000 a. C. por las necesidades sociales tales como comercio, el mito y la religión, actividades propias de las grandes urbes sedentarias y productoras. También fueron excelentes matemáticos. De hecho heredamos de ellos el código decimal, la base de 60 para dividir la circunferencia en grados y también en la medición del tiempo.
Sin duda estos métodos de ordenar las relaciones entre las cosas del mundo y darle sentido a lo que se percibe se podían transmitir en tanto había herramientas de comunicación. Se podía transmitir un conocimiento por medio de símbolos aunque se tratara de una realidad representada servía como ejemplo.Vemos que este cómodo recurso de la abstracción de realidad por medio de la representación (dibujo, signo, articulación de sonidos) será un elemento crucial para el desenvolvimiento del ser humano en convivencia.
Es notable el hecho que de la misma forma, más tarde se hará necesaria la invención del dinero para facilitar el manejo de bienes. Un valor de cambio que, como la palabra, solo tiene validez porque hay un consenso al respecto y sabemos reconocerla por medio de la cultura, un cúmulo conceptual transmisible, enseñable, comprensible y perfectible.