Las bases y principios de la pedagogía de Pikler que puedes utilizar para brindarle a tu niño una educación diferente.
La educación de los niños es el pilar fundamental para su crecimiento. También es importante aprender a respetarlos y permitirles desarrollar su propia autonomía, como lo indican los principios de la pedagogía Pikler, que propone una forma diferente de mirarlos en el campo educativo bajo cinco principios.
¿Qué es la pedagogía Pikler y en qué se diferencia de otros métodos educativos?
La pedagogía Pikler es un sistema educativo desarrollado por una pediatra llamada Emmi Pikler, quien tenía una visión diferente del bebé, considerándolo como un individuo competente y activo.
Aunque otros métodos pedagógicos están directamente involucrados en el desarrollo de los niños durante la primera infancia, la pedagogía de Pikler señaló que la intervención directa de los adultos no es una condición indispensable para la motricidad temprana. En este caso, es necesario cuidar a los más pequeños con cariño y paciencia, contemplar su propio desarrollo y animarlos a tomar la iniciativa.
¿Cómo aplicar el método Pikler a tu bebé?
Para llevar a cabo la pedagogía de Pikler en la educación de los niños es necesario guiarse por sus cinco principios:
Los niños son autónomos
Pikler demostró que los niños pueden aprender por sí mismos. Sin embargo, existe una gran duda sobre cómo promover su autonomía y, al mismo tiempo, transmitir seguridad y protección. Según el método, el adulto debe aprender a observar al pequeño durante sus juegos, cuando aprende a experimentar y resolver problemas por sí mismo, evitando ayudar en caso de dificultades, para que busque alternativas o se incline hacia una actividad que sea capaz de desarrollar con facilidad.
Así, tanto el niño como el adulto fortalecerán sus valores internos: el primero aumentará su confianza y el segundo sabrá que su hijo puede hacer bien las cosas.
El adulto debe garantizar la seguridad emocional del niño
La pedagogía Pikler también debe garantizar la seguridad emocional del niño. Durante la primera infancia, la intervención de los adultos debe ser simbólica y moral. El bebé debe ser cuidado mientras observa los gestos de su cuidador y, cuando está en la cuna, se le debe permitir observar el entorno circundante y captar lo que llame su atención. De esta forma percibirá el mundo exterior y se convertirá en partícipe de su propia actividad.
Los padres deben priorizar la relación afectiva
Si has seguido los pasos anteriores, es el momento de generar una relación afectiva con el bebé, en la que debe recibir los cuidados necesarios para su desarrollo con cariño y atención. El pequeño debe saber comunicarse a través de gestos y miradas.
Los niños deben moverse solos
Es importante comprender que no se debe obligar a los niños a adoptar posiciones o realizar movimientos para los que aún no están preparados. Cada individuo es diferente y, teniendo en cuenta su propia autonomía, es necesario que pueda recorrer este camino por su cuenta para desarrollar correctamente su sistema motor.
Todo bebé quiere crecer, pero lo hará a su propio ritmo, según la pedagogía de Pikler.
La salud física del niño es fundamental
Si se trata la salud física del bebé, se debe garantizar una buena salud mental. Ese contacto debe ir más allá de simplemente sostenerlo en tus brazos, en tu regazo o acariciarlo. Durante el contacto, se debe generar un vínculo lleno de amor y ternura, capaz de satisfacer sus necesidades.